Para hablar al sótano

- espacio de discusión e indagación artística -

viernes, 2 de julio de 2010

Performance “La carta”.

La carta consiste en un performance que utiliza las cartas y el río Guadalquivir como elementos simbólicos. La acción tiene una duración aproximada de media hora y consiste en el uso de la carta como medio verbal para producir una identificación entre el público y el autor.

El performance la carta surge por la necesidad que tengo de transmitir algunas de las sensaciones y sentimientos que se generan cuando una persona se encuentra lejos de su lugar de origen, un origen que viene acompañado de afectos, de relaciones y de experiencias de vida. La carta simboliza, entonces, un mundo cargado de nostalgia, de añoranza. El performance se ubica a orillas del río Guadalquivir ya que históricamente este río a sido testigo del intercambio cultural que ha existido entre Europa y América.
La migración de ida y vuelta

La emigración es un factor de corrección de las diferencias de densidad de población. La emigración puede ser voluntaria o forzosa y esta última sucede principalmente por necesidades económicas.

En el siglo XIX la mayor parte de los españoles emigraban a América. Era una constante desde su descubrimiento. Durante los años de las guerras de independencia americana este flujo se detuvo, pero una vez consolidados los nuevos Estados la emigración a América se reanudó con más intensidad que nunca. Los principales países receptores fueron Argentina, México, Brasil, Chile, Cuba y Uruguay. Es la emigración a países nuevos, en los que todo está por hacer y las oportunidades para hacer negocios es muy grande. La emigración a América se extiende desde 1846 hasta 1932, cuando los países americanos cambian de política, por la crisis de 1929. Tras la primera guerra mundial se reanuda esta emigración.

La segunda guerra mundial hace detener los flujos migratorios en todo el mundo. Tras el fin de la segunda guerra mundial las autoridades franquistas, impidieron la emigración de España, pero la situación económica española era muy deficiente y la necesidad de mano de obra en el resto de Europa era muy grande.

Cuando se permite la emigración de una España pobre y atrasada, la partida a Europa se hace masiva, sobre todo a Francia, Suiza y Alemania. El exceso de la fuerza de trabajo en España es el que faltaba en Europa. Los contingentes españoles en Europa son masivos, tanto los legales como los ilegales. A diferencia de épocas anteriores, la emigración a América es muy escasa, ya que estos países exigen inmigrantes cualificados. Los trabajadores que emigran a Europa son, en general, campesinos sin tierra con escasa cualificación.

En la actualidad España es un receptor de emigrantes. Son personas jóvenes que no pueden sobrevivir en sus países de origen y están dispuestos a trabajar en condiciones y en trabajos que muchos españoles no aceptan. Se emplean normalmente en la agricultura (Almería, Murcia, Lérida, Barcelona), en la construcción (Madrid, Barcelona, País Vasco, Galicia) y en la minería (Asturias, León, Palencia).

Los países de origen de los inmigrantes son los países americanos (Ecuador, Colombia, Argentina, Brasil, Venezuela, México y Perú), los países africanos (Marruecos, Argelia, Cabo Verde y los países subsaharianos en general), los países del este de Europa (Rusia, Hungría, Polonia, Yugoslavia y Rumanía) y los países del lejano oriente (China principalmente). La política de restricción a la inmigración que hay en Europa provoca que muchos de estos inmigrantes no puedan entrar legalmente, y se jueguen la vida para conseguir llegar a España. Desde ese momento se ven obligados a vivir en condiciones marginales y a aceptar trabajos que están fuera de la legalidad.

Era importante realizar un performance con esta temática ya que la migración ha sido siempre una constante desde el principio de mi existencia. Nací en Uruguay, un país que se caracteriza por ser de población en mayoría inmigrante proveniente de España, Italia y otros países europeos durante la última mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Además, me he criado en México desde la edad de 2 años; fui parte de la emigración de muchos uruguayos durante los años 70s y 80s debido a los problemas económicos y políticos que surgieron a partir de un golpe de estado y una posterior dictadura militar.

Actualmente y desde hace tres años que me encuentro radicando en España y justo ahora que me encuentro de nuevo con el status de extranjero (ya que poseo actualmente la nacionalidad mexicana) me siento en la necesidad de reflexionar sobre estos temas. Aun cuando mi realidad es otra que la de un inmigrante que ha llegado a un país por razones económicas puedo entender el fenómeno y sensibilizarme al respecto.

Por lo mencionado anteriormente, mi sentido de identidad se ha basado en las relaciones afectivas que he creado a lo largo de mi joven vida. La carta para mi es el medio que tengo de mantenerme “arraigado” a mi tierra, una tierra difusa que se define sólo por los afectos, por la gente que he conocido y que se me “ha pegado”, que necesito mantener para sentir que pertenezco a algo.

El performance “La carta” habla entonces de una problemática clara del siglo XX ya que aun cuando las migraciones se han provocado a lo largo de toda la historia, las grandes migraciones masivas se dieron principalmente en el siglo mencionado. Por lo que el performance, como movimiento escénico dentro de las poéticas modernas, puede funcionar como medio para sensibilizar al público sobre una problemática de la que nadie está exento de sufrir en algún momento de su vida.